miércoles, 11 de julio de 2012

Guía del conocimiento

La diferencia entre una epistemología objetiva y una intersubjetiva es que la primera no atiende a los modos y las formas en las que se conoce, prestando nula atención a las consecuencias indeseadas de una mala comprensión de sus descubrimientos. Que la teoría de la evolución se cuestione en ciertos ámbitos es una muestra de ello. Una epistemología intersubjetiva lo primero que se preguntaría es: cómo podría evolucionar la comprensión bíblica para que un desarrollo coherente de sí misma pudiera aceptar como válida la comprensión evolutiva que la epistemología objetiva de la ciencia ha puesto de manifiesto. En una epistemología intersubjetiva se cuida tanto el rigor del nuevo conocimiento como el desarrollo, adaptación y enculturación de las comprensiones previas a los nuevos campos. En el modelo intersubjetivo objetivo, dado que la competencia por el conocimiento se vive como una lucha, se olvidan estas cuestiones integradoras y de desarrollo histórico de las comprensiones dadas. El conocimiento no puede ser un arma deslegitimadora de las comprensiones históricas, sino un camino de desarrollo y crecimiento de dichas comprensiones. Lo contrario produce cosas tan ridículas o llamativas como que en algunos países se enseñe en los institutos de bachillerato la evolución de las especies al tiempo que el supuesto diseño inteligente de dios en el momento de la creación. Esto es una contradicción monumental desde el punto de vista de una epistemología intersubjetiva, solo una anécdota para la ciencia. He aquí la gran diferencia de posicionamiento que separa a ambas comprensiones de la realidad.

Epistemologías

La distinción anterior establece la diferencia entre una epistemología objetiva y una epistemología intersubjetiva. Con la segunda no es que acabemos con la metafísica o la enterremos definitivamente en la historia, es que con ella hace tiempo que salimos del cementerio, volvimos a la ciudad y estamos tomando el aperitivo con unos amigos hablando de todo un poco y riéndonos de todo mucho. Tómese la imagen en un sentido estrictamente literal. El rigor de una epistemología objetiva se consuma en la plasmación lingüistica del conocimiento, el rigor de la epistemologia intersubjetiva se consuma en la sociedad que vive en coherencia con el conocimiento objetivo que tiene de la realidad. A la ciencia no le importa que una sociedad traicione sus valores y principios siempre y cuando exprese las leyes naturales con el rigor lógico y matemático exigido. Una epistemología intersubjetiva medirá su éxito cognoscitivo según el grado de coherencia que guarden entre sí los diferentes conocimientos que estén activos en las comprensiones históricas de los miembros vivos de una sociedad o conjunto de ellas. El conocimiento sólo ha tenido en cuenta su propio desarrollo en el lenguaje de su aparición, pero no ha considerado el despliegue y transmisión que de sí mismo hacía la comunidad o la sociedad que había alcanzado tal grado de conocimiento. Esto es lo que se ha definido como epistemología objetiva. La ciencia es una epistemología objetiva. En una epistemología intersubjetiva, la verdad objetiva alcanzada sólo es valorada en la medida en que es incorporada a la sociedad que la dió a luz. Y el modo y los límites de esa incorporación son los parámetros esenciales de la comprensión, y no, como ha resultado hasta ahora, el puro resultado lingüistico y/o experimental de los esfuerzos cognoscitivos. Conocer no es conocer la realidad, conocer es conocer cómo juntos conocemos la realidad. La inclusión del otro en el pensamiento no es sólo una necesidad ética de reconocimiento de la diversidad, es, ahora, una condición sine qua non de la garantía de certeza del nuevo conocimiento. Este es un cambio de paradigma completo y totalmente contradictorio con los parámetros de desarrollo del pensamiento occidental y oriental. Que el espíritu haya producido semejante figura de desarrollo sólo puede ser buscada en la necesidad de afrontar sin ámbages las consecuencias del perspectivismo. Si el ser humano sólo puede acceder a lo verdadero bajo la condición de la asunción de una perspectiva, no es posible asumir que hay alguna perspectiva privilegiada de un modo generalizado, es decir, no es posible asumir la existencia de un punto aleph de absoluta deslumbración. La retracción del ser en su aparecer, propuesta por Hölderlin y luego desarrollada por Heidegger, nos lleva a una filosofía mística del momento y de la espera; un pensamiento que intuye y espera que el momento esencial le sea entregado, como una donación del azar o de la divinidad. Sin rechazar el hecho de esa sincronicidad entre los movimientos de despliegue del ser y la disciplina humana de la escucha inminente, la epistemología intersubjetiva generaliza y normaliza esta relación tan mistificada. Al plegar la comprensión que llamamos conocimiento a las vías de relación reales del ser humano con el universo, simplificamos el hecho relacional por la vía de una coherencia global de la cultura con el entorno histórico en el que vive. Los pliegues o las zonas oscuras para la comprensión son analizadas como momentos no desarrollados y que pueden obtener en un futuro una expresión intersubjetiva plenamente desplegada. Ciertamente, en esta comprensión, la posibilidad total del conocimiento del universo es conscientemente reducida a aquello que puede ser explícitamente explicado y presentado universalmente. Pero los restos de comprensión de lo total, lo que de ninguna forma el hombre conocerá, se ven reducidos al mínimo (al menos teóricamente) dado que la flexibilidad racional y emotiva del hombre no tiene restricciones objetivas claras, lo que significa que en el límite, esos restos de comprensión tenderán a ser cero en una comprensión epistemológica intersubjetiva que sea completamente coherente. La opción actual es una ciencia muy potente en muchos niveles de conocimiento de la naturaleza, pero altamente impotente en todas las áreas que tienen que ver con la libertad humana y su capacidad de comprensión de la realidad por medio de comprensiones con altas cargas de razonamientos ficticios a nivel epistemológico, pero altamente adaptativos en un nivel de supervivencia del medio: las ideologías y las culturas específicas de todas y cada una de las comunidades y grupos humanos.

El futuro del pensamiento

El pensamiento actual sólo tiene que responder, profundizar y desplegar una pregunta ficticia: si alguien encontrara el libro Aleph, el libro de los libros, en donde estuvieran contenidas todas las verdades del universo material y espiritual, ¿cómo daría a conocer ese descubrimiento, qué plan de comunicación implantaría, cuál sería la estrategia de divulgación, qué pasos daría, a qué personas elegiría para comenzar la transmisión, en qué formatos, qué resumenes y artículos y programas de televisión se harían para hacer universal esa verdad, en qué foros se propondía conocer el contenido del libro, qué mensajes y qué medios serían apropiados para la propagación, qué instituciones habría que formar para su sostenimiento en el tiempo, etc., etc., etc.? La reflexión no es baladí, porque aunque dicho libro no haya sido todavía escrito (y quizás ni si quiera pueda serlo), el desarrollo y materialización de una estructura ideal de propagación de la verdad es lo único que podría, una vez hecha realidad, conducir a la sociedad hacia el tipo de cultura necesaria para que el libro, en vez de aparecer (como postula la ficción o ha postulado la religión), ese libro, sea escrito; escrito por humanos y altamente comprensible para los humanos. En resumen: el conocimiento de la verdad sólo es posible bajo la operatividad social de una cultura inculta, una cultura que no dispone de la verdad, pero es tan rica como para crear el entramado de relaciones y conocimientos parciales que hagan posible su aparición. La verdad no pone de acuerdo a los hombres, sino al contrario, sólo los hombres que han conseguido ponerse de acuerdo están capacitados para encontrar la verdad. Lo intersubjetivo precede epistemológicamente a lo objetivo y es su fundamento real. Lo contrario, occidente, sólo es un conocimiento que apenas es capaz de conocer lo inmutable y sus variaciones temáticas (la naturaleza), pero es incapaz de conocer en profundidad la distinción humana que ha arrojado el universo sobre la conciencia de nuestra raza: la libertad. Esta posibilidad, que implica a todo el universo, no se puede conocer científicamente, buscando regularidades que dibujen un pasado repetitivo, para poder proyectarlas al futuro y predecir lo venidero. La posibilidad de la libertad posee una cualidad tan radicalmente distinta que su conocimiento real, más allá de la hermenéutica explicativa de lo concreto realizado en el tiempo, necesita del desarrollo de campos intersubjetivos completamente nuevos que exploren en el tiempo las infinitas posibilidades ofrecidas. La plenificación de todas las capacidades del ser humano en una estructura social plena dará la justa medida de las capacidad de esa propiedad universal de variación según se da en la raza humana, que ahora la piensa. La verdad es un futuro que nos espera en una sala abarrotada de gente hablando feliz

lunes, 11 de junio de 2012

MINIMA NATURALIA: un mapa de todos los bosques, ríos, colinas, arroyos y montañas de todos los rincones del mundo que deberían estar cuidadas de la mano destructora del hombre si queremos asegurar la supervivencia de la especie. Un mapa de los mínimos naturales. Una "minima naturalia" de cada país, de cada región, de cada continente. ¿Cómo se puede discutir sobre el cambio climático sin tener claro algo así, un mapa de la mínima excelencia natural a sostener? 

La "Mínima Naturalia" será el concepto básico en las discusiones políticas que versen sobre ecología en el presente siglo.